Minas de sal de Wieliczka.

Día 18/07 nuestro día 12, esto se termina y me dá penita.

Comenzamos el día visitando la Colina de Wawel, queríamos ser los primeros en conocer al Dragon’s Den y bajar a su Cueva del dragón.

Lo bueno de nuestra casa es que está en el centro de Cracovia, nos permite ir andando a todos los sitios y pasear de buena mañana.

Una vez conocido el dragón nos vamos a las Minas de sal de Wieliczka, desde Cracovia hay un autobus directo que se puede pagar con la aplicación de móvil que descargamos en Varsovia.

Nosotros sacamos las entradas por internet días antes.

La Minas de sal son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978, tienen 300 metros de profundidad, con una longitud que supera los 300 kilómetros.

Cómo llegamos muy pronto nos fuimos a conocer Wieliczka y ….probar su helado!

Con la tripa llena, nos pusimos el abrigo y comenzo la visita guiada que para empezar tienes que bajar 67 pisos a pie.

Vas pasando por capillas y salas.

Y sigues bajando pisos.

Capilla de St. Kinga se encuentra a 101 metros bajo tierra. La cámara tiene unos 12 metros de altura, 18 metros de anchura y 54 metros de longitud.

Es…impresionante.

Y seguimos viendo más capillas.

Castillo museo salinas del s.xiv. Es Una prolongación subterranea de la visita a las minas, opcional. Nosotros la hicimos y merece mucho la pena.

Cuando se termina la visita coges un ascensor y ves que estás a 133 plantas por debajo de la tierra.

Torre de graduación de salmuera. Cada inspiración limpia las vías respiratorias. Esta al lado de las minas pero tienes que pagar la entrada a parte.

A mi me gusto mucho.

Volvemos a coger el bus. Estamos a 40 min en bus local, el 304 a 14 kilómetros de Cracovia.

Comemos en un bar de leche «MIŁA bar mleczny» como son las 19 horas ya no queda casi de nada, pero comemos muy bien. Comer es tan barato, encima al no vender alcohol y tener agua gratis la bebida no incrementa.

Plaza mayor, Una de las mas grandes de Europa. Lonja de Los paños.

La Basílica de Santa María y la melodía interrumpida (el trompetista).

En el pasado, las torres tenían una función vital como puestos de vigilancia debido a las invasiones. Si subes los 239 escalones al mirador, disfrutarás de impresionantes vistas.

La leyenda cuenta que en la Edad Media, un centinela herido alertó sobre una invasión tártara mientras tocaba la melodía Hejnal Mariacki. Hoy, un trompetista la interpreta desde la torre norte cada hora. Puedes presenciarlo desde arriba o escucharlo en la plaza.

Un helado nunca viene mal, parque y andando a casa.

A dormir que mañana nos espera otro gran día.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *